Arturo Arias Alonso

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Historia, literatura, fotografía, Asturias, las pasiones que junto a mi familia hacen que esta vida merezca la pena ser vivida.

lunes, 15 de agosto de 2011

Malditos Españoles V: el Arancel Cánovas


Como ya habéis podido comprobar, esta sección trata de desmontar algunos de los mitos y mentiras propagados desde sectores nacionalistas de este país, y sobre todo por un sistema educativo que ha tratado de ocultar y manipular la historia de España. En los primeros escritos hemos narrado la historia de algunos importantes militares, conquistadores y navegantes vascos y catalanes que participaron activamente en la historia de España. Seguiremos hablando de muchos más de estos ilustres personajes, pero hoy vamos a hacer un pequeño paréntesis, para tratar de desmontar desde otro punto de vista la gran mentira, la burda trola, de que Cataluña no participó en la conquista de América y que no se benefició y lucró del comercio con las Indias.
Nos vamos a referir al llamado Arancel Cánovas. Para los de la Logse, un arancel es un impuesto que se aplica a los productos foráneos, para proteger a los productos propios del país. Lo que vendríamos en llamar una política proteccionista. Se protegen los productos propios elevando mediante impuestos los productos que llegan de fuera.
Durante las décadas de 1860 y 1870, la industria textil catalana consigue expandirse gracias a las externalidades generadas por la producción algodonera, como una excepción al escaso crecimiento del resto de sus sectores industriales.
Sin embargo este crecimiento empieza a tocar techo durante la década de 1880, ya que el mercado interior estaba saturado y los mercados no coloniales podían acceder a productos más competitivos.
La presión de los industriales textiles logró la promulgación de la Ley de Relaciones Comerciales con las Antillas en julio de 1882, a fin captar el mercado antillano en su totalidad para las industrias catalanas de bienes de consumo, añadiendo así este nuevo mercado al monopolio peninsular.
Mediante esta disposición los puertos Cuba Puerto Rico y Filipinas pasaban a ser considerados de cabotaje y obligados por tanto a consumir dichos productos.
Por otra parte, los productos extranjeros eran gravados con un arancel de entre el 40 y el 46 por ciento. Éste, sin embargo, sólo mantuvo satisfechos a los grupos de presión de la industria catalana hasta la década de 1890, en que se forzó el Arancel Cánovas para impedir las importaciones de textiles de otros países.

La Ley de Relaciones Comerciales aseguró el mercado colonial a la industria textil algodonera hasta la derrota de 1898. Así, sus exportaciones se triplicarían entre 1870 y 1880.
Por otra parte, los nuevos aranceles frenaron las importaciones de las manufacturas más competitivas del exterior, reduciéndose hasta una tercera parte en el período entre 1891 y 1901.9 En general, las exportaciones a las colonias crecieron a más del doble entre 1891 y 1898, correspondiendo a Cataluña la mayor participación en ellas.
Por otra parte, la asimetría de las condiciones para el intercambio comercial entre la metrópoli y Cuba, desfavorable a ésta y que impedía el libre intercambio de productos, contribuyó a sublevar a la incipiente burguesía cubana, de modo que "fue un estímulo esencial de la revuelta que acabó con la presencia española en aquellas islas".

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